Hace 12 años llegó a la pantalla grande la historia de los Hoover, una peculiar familiar que nos enseñó, de manera original y divertida, a enfrentar los fracasos y buscar en la inocencia infantil un consuelo a los desencantos de la vida adulta.
El hogar de los Hoover está conformado por 6 integrantes: Edwin (Alan Arkin), el abuelo adicto y malhablado que acaba de ser echado del asilo de ancianos por su mala conducta; Richard (Greg Kinnear), el padre que fracasa en su intento de ser un líder motivacional; Sheryl (Toni Collette), la madre comprensiva que quiere mantener todo bajo control; Dwayne (Paul Dano), el hijo adolescente con líos existenciales; Frank (Steve Carell), el tío con severos problemas depresivos; y Olive (Abigail Breslin), la hija pequeña que solo tiene un sueño en la vida: ganar un concurso infantil de belleza.
Los Hoover se encuentran asimilando la llegada del tío Frank, que está superando un intento de suicidio debido a una decepción amorosa, cuando a Olive se le presenta la oportunidad de concursar en Miss América, el certamen infantil de belleza más importante.
Olive desea perseguir su sueño, así que necesita la ayuda de toda su familia para emprender un viaje y llegar al concurso. El único problema es que ella no representa el estereotipo de belleza al que la sociedad siempre ha estado acostumbrada, y más bien se aleja de la figura espigada y la pose de princesa que dichos concursos suelen tener, por lo que algunos integrantes de su familia se mostrarán incrédulos ante su decisión.
Inesperadamente, el inocente sueño infantil de Olive se convierte en el catalizador que provoca la confrontación introspectiva de los personajes, pues durante el viaje hacia el concurso, Dwayne descubre que jamás podrá cumplir su anhelo de ser piloto; Frank acepta el origen de su depresión; y Edwin muere, situación que orilla a Richard a comportarse como un verdadero líder y organizar a todos para seguir el objetivo.
Mientras la familia enfrenta un proceso que los obliga a conocerse realmente unos a otros, Olive se da cuenta de que no todo a su alrededor es tan brillante como cree, pues se topa con el mundo de estereotipos que rigen los concursos de belleza, y siente por primera vez lo que es tener baja autoestima. Aún así, aplica los consejos de su excéntrico abuelo, quien siempre la impulsó a seguir su sueño, y sobretodo a ser ella misma.
Luego de una serie de acontecimientos dramáticos y cómicos, Olive también se convierte en el motivo de unión entre su familia, ya que por un momento todos dejan a un lado sus problemas personales para divertirse como niños y enseñarle a Olive que, como dijo Dwayne:
«En el fondo, la vida es un concurso de belleza detrás de otro. El instituto, la universidad, después el trabajo… ¡a la mierda! ¡Y a la mierda la academia aeronáutica! Si quiero volar encontraré el modo de hacerlo. Haz lo que te gusta y a la mierda lo demás».
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